viernes, 10 de junio de 2011

Los juegos y los hombres de Roger Caillois

Para Caillois los juegos son una actividad libre, separada, incierta, improductiva, reglamentada y ficticia. El hecho de jugar es una actividad voluntaria, convenida y gobernada que, en función de su tipo de contenido, puede subdividirse en lo que los antiguos griegos ya llamaron agon, alea, mimicry y ilinx:


-Agon hace referencia a la competición entre antagonistas mediante la creación de igualdad de oportunidades para que pueda darse una rivalidad justa.

-Alea hace referencia a los juegos donde las decisiones no dependen del jugador y el objetivo no es ganar al contrincante, sino más bien ganar al destino: el azar en los dados, la ruleta o la lotería pertenecen a este tipo.

-Mimicry tiene más que ver con la capacidad de disfrazarse para convertirse en un personaje ilusorio que se mimetiza con el otro.

-Ilinx corresponde a la palabra griega para remolino de agua, donde se busca destruir por momentos la estabilidad de las percepciones, es decir, perseguir el vértigo como si se tratara de un pánico momentáneo a experimentar de manera lúdica.


Estas cuatro tipologías combinadas ofrecen muchas más, pero que, en función de sus motivaciones principales, se sitúan dentro de dos polos antagónicos:

La paidia, que obedece a la fantasía incontrolada,

El ludus, que obedece a la reglamentación mediante convenciones arbitrarias.

En todo caso, juegos los hay de todo tipo y, quizás, tal y como decía Caillois, podríamos incluso llegar a intentar hacer el diagnóstico de una civilización partiendo de los juegos que de manera particular prosperan en ella, ya que como expresión o ejecutorio de valores colectivos los juegos aparecen necesariamente ligados al estilo y la vocación de las diferentes culturas; y eso sin llegar a establecer una relación del tipo causa-consecuencia, sino más bien llegando a ver qué peso y qué lugar ocupan la competición, el azar, la mímica o el aprieto en cada una de las diferentes sociedades.

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